Una de las preguntas que se hacen a menudo los pintores es cómo hacer fotografías buenas de su obra. Con el tiempo que se dedica a pintar un cuadro, es una pena no tener una buena fotografía para poder presentarlo a un concurso o para guardar la información en caso de venderlo.
Una de las preguntas que se hacen a menudo los pintores es cómo hacer fotografías buenas de su obra. Con el tiempo que se dedica a pintar un cuadro, es una pena no tener una buena fotografía para poder presentarlo a un concurso o para guardar la información en caso de venderlo. A menudo los jurados de concursos tienen que hacer una preselección basándose en fotografías enviadas por los participantes. Y en ese momento la calidad de nuestra foto puede inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro.
Una buena fotografía enseña bien un cuadro
Una correcta fotografía es la que muestra la información del cuadro lo más cercana a la realidad. Lo cierto es que la visión en vivo de la obra prácticamente siempre es mejor que cualquier reproducción. Pero en caso de hacer una foto mediocre la diferencia puede ser abismal. Distorsiones, problemas de iluminación o dominantes de color pueden arruinar una foto y por tanto no hacer justicia al cuadro.
Distorsión geométrica en la fotografía de cuadros

Lo primero que tenemos que analizar a la hora de hacer una foto es el espacio con el que contamos. Lógicamente si podemos llevar el cuadro al estudio de fotografía todo será más sencillo pero estamos hablando de conseguir buenas fotografías sin contar con demasiados recursos. Por tanto, vamos a imaginar que tenemos que hacer la foto en el lugar en que está el cuadro (estudio de pintura, domicilio del pintor, etc). En función del espacio que tengamos y del tamaño del cuadro, deberemos utilizar un objetivo u otro con la distancia focal adecuada. Es recomendable huir de grandes angulares que nos darán distorsiones y pérdida de nitidez en las esquinas. Por descontado que cuanto mejor sea el objetivo que utilicemos, mejor será el resultado.
Elección del mejor lugar
Para elegir el mejor lugar para tomar la foto debemos analizar la luz (natural o artificial que tengamos. En caso de tener ventanas debemos evitar el contacto directo con los rayos de sol. No está mal utilizar la luz del sol pero no directamente. El problema si utilizamos la luz de una ventana es que tendremos mucha más luz por uno de los lados. Esto es fácilmente solucionable con un reflector en la parte contraria a la ventana. Sujetándolo en la posición más adecuada conseguiremos compensar la diferencia de iluminación.
Evitar reflejos al fotografiar cuadros
Uno de los factores que pueden arruinar una fotografía de un cuadro son los reflejos. Para evitarlos combinar tener en cuenta dos cosas: el tamaño y la dirección de la luz. Sobre todo está ultima.
El tamaño de la luz no será un problema si utilizamos la luz de una ventana. Pero si utilizamos alguna lámpara, es posible que tengamos puntos del cuadro mucho más iluminados que otros. La mejor forma de corregir esto es rebotando la luz en una pared o en el techo. Para ello es necesario que la pared o techo que utilicemos esté pintado de blanco. Si no es así nos creará dominantes del color con que esté pintado. En ese caso podemos rebotar la luz en una plancha de corcho blanco o incluso en una sábana.
Para preparar la posición de una luz y que no nos de reflejos hacia la cámara existe un truco: piensa en la luz como en una bola de billar. Piensa como rebota una bola en las bandas. El ángulo con el que entre será igual al que tenga al rebotar. Lo ideal es conseguir un ángulo de 45˚

La temperatura de color de la luz
En la fotografía de cuadros, la correcta representación de los colores es uno de los factores más importantes. Para conseguirlo es fundamental conseguir calibrar buen nuestra cámara con respecto a la temperatura de color de la luz que utilicemos. Para ello podemos utilizar varias opciones.

Una carta de color. Se trata de un soporte (puede ser de cartón, de plástico o de cualquier otro material) en el que aparecen los colores básicos. Si colocamos esa carta en nuestra foto sin que tape nuestro cuadro pero recibiendo la misma iluminación, podremos ajustar en nuestra aplicación de revelado para conseguir los colores exactos.

Unas tarjetas de grises. Este tipo de ayuda está pensada para ajustar el balance de blancos de nuestra cámara y así tomar la foto ya con la mejor corrección de color. Nos ahorraremos tener que corregirlo en el procesado.
Con un simple folio 😉 Si no tienes ninguna de estas dos ayudas siempre puedes utilizar un folio en blanco para ayudar a tu cámara a calibrar la temperatura de color.
Corregir la distorsión del cuadro en la foto

Ya hemos hecho la foto y ya lavemos pasado al ordenador. Pero la foto no ha quedado perfectamente alineada y nuestro cuadro aparece un poco más grande por un lado que por el otro. O un poco más pequeño por arriba que por abajo. La herramienta de transformación con guías es realmente mágica para corregir este tipo de distorsiones. Basta señalar que lineas deben ser perfectamente verticales y cuales horizontales y la aplicación hará el resto.

El aspecto es importante
El aspecto en una fotografía no es la “pinta que tiene”. El aspecto es uno de los controles de Lightroom que ajusta la proporción entre el ancho y el alto. Si al corregir la distorsión de la perspectiva de nuestra foto, el aspecto se ha visto afectado podemos arreglarlo con esta herramienta.