Uno de los conceptos más importantes que todo fotógrafo debe dominar es el de la profundidad de campo. Cómo afecta a nuestras fotos, cómo conseguir la adecuada, cómo dominarla cuando las circunstancias no son las más adecuadas son algunas de las cuestiones que nos hacemos cuando comenzamos a utilizar nuestra cámara en los modos no automáticos. En realidad es uno de los elementos creativos con los que antes se comienza a jugar en fotografía.

¿Qué es la profundidad de campo?

La profundidad de campo es el espacio que nos queda enfocado por delante y por detrás de nuestro sujeto cuando enfocamos correctamente a este.

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A partir de aquí, debes saber que la profundidad de campo que obtendrás en tus fotos depende de tres factores:

  • La distancia focal.
  • La apertura
  • y la distancia al sujeto.

La distancia focal de tu objetivo afecta inversamente a la profundidad de campo. Es decir, a igualdad de otros parámetros, un objetivo con mayor focal proporcionará una foto con menor profundidad de campo. Por eso, habitualmente cuando fotografiamos paisajes con objetivos cortos (angulares) conseguimos grandes profundidades de campo. Y cuando utilizamos un tele la profundidad de campo es menor.

La apertura también afecta forma inversa. A mayor apertura, menor profundidad de campo. Por eso es muy frecuente utilizar focales largas y aperturas grandes para hacer retratos consiguiendo aislar así al sujeto tanto del fondo como de objetos que estén delante de él.

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El tercer factor que afecta a la profundidad de campo es la distancia al objeto. Para entenderlo basta observar la profundidad de campo que se obtiene en condiciones normales en la fotografía macro. Cuando la distancia al sujeto es tan corta, la profundidad de campo se reduce a unos pocos milímetros o incluso menos. Otro ejemplo de esto es la fotografía de paisajes. Si enfocamos a un objeto que esté a 100 metros de la cámara, la profundidad de campo nunca será de unos pocos milímetros.

El tamaño del sensor

Aunque no son pocos los artículos que afirman que el tamaño del sensor afecta a la profundidad de campo, la realidad es que no es así. Si quieres una buena explicación del asunto, puedes echar un ojo a este post: El tamaño del sensor no influye en la profundidad de campo.

¿Cómo aprovechar la profundidad de campo?

Ahora que ya sabemos cómo conseguir una mayor o menor profundidad de campo vamos a ver cómo y en qué casos aprovechar esta cualidad de las fotos para conseguir «mejores»resultados.

Fotografía de paisaje. Cuando fotografiamos paisajes lo más frecuente es que que queramos que en nuestra foto aparezca el mayor espacio posible y que todo tenga la mayor nitidez posible. Para ello lo más apropiado es utilizar objetivos de distancia focal corta (ej. 18mm) con lo que conseguiremos un encuadre amplio. Además, fotografiando a una apertura pequeña nuestra profundidad de campo será mayor.

Retratos. Uno de los «éxitos» de un buen retrato es que la atención del que lo ve, vaya directamente hacia el sujeto. Para ello se acude a menudo al aislamiento del sujeto con respecto al fondo. Si eso es lo que queremos conseguir, es muy recomendable utilizar focales largas y grandes aperturas para reducir la profundidad de campo y conseguir así un enorme contraste entre lo más enfocado (que siempre deben ser los ojos del sujeto) y el resto. Esto no se debe aplicar en caso de querer un retrato en los que el entorno es parte de la descripción del retrato.