El otro día leí en uno de esos foros de fotografía a un usuario indignado porque alguien se había metido con el sistema que utiliza su cámara (sin espejo) siendo de gama profesional. Por si no lo sabeis se trataba de una Sony a7. Independientemente de lo ridículo que me parece salir en defensa de una marca como si se tratase de una empresa familiar creada por nuestro bisabuelo (odio a los fanáticos de cualquier tipo), lo cierto es que el mercado de las cámaras fotográficas está por fin evolucionando de forma «creativa». Después de años viendo una competición a ver quién metía más megapíxeles en un mismo sensor para a continuación ver como casi todos os fabricantes se establecían en unas cantidades similares (con alguna excepción), ahora por fin parecen haberse dado cuenta de que los usuarios exigen nuevas ideas. A partir de ahí la tecnología «sin espejo» es uno de los caminos posibles. Sin duda. Y si hasta ahora no se han lanzado todos a explotarlo en niveles profesionales se probable que sea porque la rapidez y eficacia de los sistemas de enfoque sin espejo todavía son algo torpes. Pero algo. No se trata ni mucho menos de aquellas cámaras cuyo modo Lifeview hacía imposible tomar una foto dentro del segundo siguiente al que queríamos.

En la actualidad los sistemas de enfoque híbrido permiten velocidades de enfoque que poco o nada tienen que envidiar a los sistemas con espejo. Sin embargo lo que está claro es que si actualmente hay usuarios que si aprecian algo de «lag» en el disparo debido a esa velocidad, sólo es cuestión de tiempo (y no mucho) que veamos tecnologías que igualen y superen esas velocidades de enfoque. Y no pasa nada. Da igual si las desarrolla Canon, Nikon, Sony o Pentax. Lo heno es que estarán a nuestra disposición y si son interesantes acabarán pr incorporarlas todas las marcas.

No merece la pena enzarzarse en debates inútiles sobre si fulanito o menganito ha sido el primero en conseguir que una cámara enfoque donde queremos aunque ni estemos mirando hacia allí.

En cualquier caso cada uno es libre de ser todo lo fanático que quiera (mientras no ofenda a los demás).